Actualmente, se vive en un mundo donde las relaciones interpersonales
han venido experimentando cambios tanto positivos como negativos con el uso de
las redes de la comunicación, y el ambiente educativo no es la excepción, pues
este, también ha sido afectada por este fenómeno. Es por ello que los
profesores e instituciones educativas
han analizado el uso de las mismas como una herramienta que permita dar un giro
a la manera en que se venía impartiendo clases, claro está, que no es fácil cambiar
las estructuras, pues tal como lo señala
Gutierrez (citado por Ayerdi, Pérez y Mendiguren 2011), existe la
tecnofobia en algunos docentes y mucho
menos cambiar la estructura conductista, que en su momento fue reconocida y
aceptada.
Sin embargo, no sólo
basta con reconocer el hecho de que las redes sociales están presente en el
ámbito educativo, por el contrario, se hace imperioso preguntarse ¿cómo se
puede utilizar las redes sociales en el aula de clase?, ¿qué red social sería
más conveniente utilizar?, ¿cómo hacer que el uso de las mismas arroje
resultados positivos?. Es por lo antes expuesto, que antes de indagar en la
implementación de las redes sociales en el ámbito educativo, es conveniente
plantear los términos World Wide Web y la Web 2.0 que hacen posible su
funcionamiento; por su parte en 1991, Tim Berners Lee fue quien planteo los
fundamentos del World Wide Web, como el hipertexto y el navegador web.
Asimismo hay que
puntualizar la evolución que ha tenido la Web, pues en un principio, ésta solo proporcionaba
información, limitando la participación de los usuarios, no obstante, en la
actualidad los usuarios forman parte de la producción de información, es decir,
no se limitan a la consulta, sino que interactúa y es ésta interacción la que
permite la inclusión de las redes sociales en el ámbito educativo, pues esta
permite transformar la estructura tradicional que ve al docente dentro de un
aula como el único dador de enseñanza, desplazándolo por un aprendizaje
centrado en el estudiante tal como lo señala Gillani (citado por Ayerdi, Perez
y Mendiguren 2011). De igual manera Kieslinger y Ehms (citado por Ayerdi, Perez
y Mendiguren 2011), sugieren que para que estos procesos sean posible, es
necesario que la práctica de instruir sea trasladada a los estudiantes.
Es de destacar, que la idea de incorporar las nuevas
tecnologías al campo educativo, no es sólo un capricho, por el contrario en los
países europeos se crea el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), que
tiene como finalidad dar un vuelco a la forma tradicional de educar, poniendo
especial énfasis en la práctica sobre la teoría tal como lo plantean Ayerdi,
Pérez y Mendiguren (2011). En el caso específico de los países
latinoamericanos, la incorporación de las redes sociales en la educación
superior es más limitado, pues en estos, los avances han estado más abocados en
la implementación de nuevos equipos tecnológicos y la creación de plataformas
virtuales que permiten diversificar las
clases presenciales a las virtuales, sin embargo la masificación de las redes
sociales y los debates educativos, apuntan a cambios metodológicos acompañados
del uso del Internet, pues Torre (citado por Ayerdi, Perez y Mendiguren 2011),
sostiene que ya la navegación por internet no es una pérdida de tiempo; por el
contrario el hecho de que los estudiantes se manejen en medio de las redes
sociales, constituye un punto a favor pues cuanto más lo hacen más adquirieren competencias
tecnológicas.
En este sentido, se puede inferir
que los beneficios de la incorporación de la tecnología informática y
comunicacional en la educación son muy importantes, sin embargo, primero hay
que dotar de recursos a la institución educativa, tal como lo plantea Camacho
(citado por Ayerdi, Perez y Mendiguren 2011), quien asegura que es necesario
generar algunas condiciones idóneas como por ejemplo, disponer de recursos
tecnológicos que den respuesta a las necesidades de los docentes en su espacio
dentro del plantel educativo, así mismo una infraestructura adecuada, dotada
con las comodidades mínimas para el buen funcionamiento de su trabajo. Del
mismo modo, también plante que es imprescindible ofrecer recursos formativos
que aseguren una correcta adquisición de competencias por parte del
profesorado, es decir, que proveer al docente con herramientas que garanticen
la formación correcta del profesorado.
De lo anteriormente expuesto, se
pueden evidencias las ventajas que existen de
aplicar la tecnología informática y de comunicación en la educación; a
su vez, que esa situación puede generarse si se dan las condiciones necesarias, pero un factor especifico que no
se ha planteado, es el reto de integración, que según Orichuela (citado por
Ayerdi, Perez y Mendiguren 2011), afirma que se debe despertar el interés por
parte de las instituciones, los educadores y el alumnado para integrar las
redes sociales como herramientas básicas de alfabetización digital en todos los
niveles de enseñanza.
Para finalizar, se puede
puntualizar, que los puntos de referencia educacional con respecto a otros
países, son necesarios para determinar en qué nivel se encuentran para de esta
manera aplicar correctivos que permitan estar siempre a la vanguardia de la actualidad.
El aula puede ser cambiada por la tangibilidad de un encuentro entre el docente
y el alumno, a través de una ruta de internet. Es por ello, que estas nuevas
prácticas conforman elementos esenciales para el desarrollo del proceso de
enseñanza-aprendizaje y no debe ser considerado como riesgo o un enemigo del
aula. Por otra parte, es necesario readaptar la tecnología con las nuevas
demandas de usuarios 2.0, para generar una mayor interacción y colaboración en
la generación y construcción del conocimiento. En pocas palabras, todos los
integrantes de un plantel educativo, deben estar al tanto de las nuevas
tecnologías, aplicar toda esa actualidad en pro de una mejora educacional y
social, en un mundo cada vez más globalizado y competitivo.
Referencias
·
Arias, F. (2012). El proyecto de investigación: introducción ala metodología científica (6° ed.). Caracas: Episteme
·
Ayerdi, K.; Pérez, J. y
Mendiguren, T. (2011). La implementaciónde las redes sociales en la enseñanza superior universitaria. España.
Tejuelo, n°12. pp. (137-155)
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